Antecedentes

Según relató  D. César Ferrer,  jefe del Área de Hidrología y Cauces de la CHE entre 1971 y 2014, en la Jornada Técnica celebrada en SMAGUA en 2014 titulada Automatización hidrológica de la Cuenca del Ebro:

«Hasta 1970 las transmisiones de datos se realizaron mediante el envío a las oficinas centrales de las Confederaciones Hidrográficas de tres telegramas al día que indicaban los niveles alcanzados en las Estaciones del Sistema de Previsión de Avenidas. En 1971 se instalan en las Estaciones de Aforos de la Confederación Hidrográfica del Ebro los primeros teléfonos, lo que mejora mucho la información y, en 1977, se instala el primer limnífono parlante en la Estación de Aforos sobre el río Ebro en Castejón. En 1980 se instala en esta misma estación el primer transmisor con almacenamiento de datos vía telefónica, que se automatiza y completa con la adquisición en 1983 de la estación central, que permitía una disposición de datos quinceminutales a demanda o a horas determinadas.»

Teléfono y centralita. Este tipo de teléfonos, usados hasta finales de los años 1980 comunicaba a los guardas de las casillas a través de una línea privada. La operadora realizaba las conexiones entre casillas de forma manual. (Restaurada por José A. Uriel)

En los embalses la información era obtenida por el propio personal, para ello se leía cada mañana, sobre las 08:00 horas, la escala situada en el paramento de la presa, a partir de ese valor se obtenía el volumen correspondiente consultando la tabla cota-volumen. Para conocer los caudales de salida, se comprobaba el limnigrama de la estación de aforos de aguas abajo de la presa y se obtenía el volumen de salida. Las aportaciones se deducían mediante la suma de la diferencia del volumen hoy y el volumen ayer más las salidas al río y/o canal y/o central hidroeléctrica. Una vez cumplimentada la hoja de registro, que en muchos casos incluía los datos de las precipitaciones acumuladas de 08:00 a 08:00 y si en el embalse existía una estación meteorológica del antiguo Instituto Nacional de Meteorología (hoy AEMET) también se reflejaban los datos de temperaturas máximas y mínimas. Por último, se llamaba a la sede central de la CHE para transmitir esos datos.

Si hablamos de los sistemas de riego, la toma de datos se hacía con las lecturas de las escalas en las acequias por parte de los acequieros, y estos las “cantaban” tres veces al día a la oficina de cada uno de los sistemas de riego. Esta comunicación se realizaba a través de una línea de postes de madera que donde se tendía dos hilos de cobre y a través de un sistema de «genefonos», que enlazaban las distintas “casillas” donde vivía el acequiero con su familia.